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Escuela de Padres Virtual : Comprendiendo El Momento De Vida Que Estamos Viviendo Como Familia.



Escuela De Padres
Comprendiendo El Momento De Vida Que Estamos Viviendo Como Familia.

Queridos Padres, Madres y Cuidadores

Como siempre para nosotros es un gusto poder compartir espacios de aprendizaje que nos fortalezcan como padres y nos den elementos para afrontar las situaciones que se van presentando con nuestros hijos o hijas. Por ello aprovechamos también este medio para cumplir con este propósito.

Esta guía de trabajo en casa esta diseñada para ser elaborada a lo largo del periodo que pasaremos en nuestros hogares, contiene dos elementos, una lectura sobre los ciclos vitales familiares y los retos que debemos enfrentar en cada uno de ellos y algunos ejercicios o actividades para realizar con sus hijos.

ENTREGABLES:

Como parte del desarrollo de la Escuela de Padres les solicitamos muy cordialmente que al finalizar la guía tomen una foto de alguna de las actividades realizadas y la compartan al correo orientadoresgmm@gmail.com colocando en el mensaje el nombre del estudiante y el curso al cual pertenece, muchas gracias. 



… y pues, iniciemos nuestro trabajo

Para construir el estilo de familia que tanto deseamos, por ejemplo, una familia cálida, amorosa, que promueva valores y a la vez fomenta la autonomía de cada uno y cada una, es fundamental ejecutar acciones cotidianas importantes. Esto se vive en el día a día, sin olvidar que nuestro objetivo es hacer que cada uno de sus miembros se sientan valiosos, aunque sabemos que deben atravesar por diversas situaciones y experiencias difíciles. Lo cierto es que algunos conflictos en familia se resuelven más fácil cuando hemos construido lazos fuertes de afecto.

Esta escuela de padres está dirigida a madres, padres, cuidadoras y cuidadores que desean comprender las situaciones que se producen a medida que la familia va evolucionando. El propósito esencial es fortalecer las relaciones positivas y construir juntos un ambiente agradable y enriquecedor para todos y todas.

Propósitos de esta guía


-          Adquirir herramientas que ayuden al proceso de cambio que deviene del tránsito de un ciclo vital familiar a otro, a través del reconocimiento de las características de cada ciclo y de las particularidades de cada familia.

-          Reconocer habilidades que ayuden a la comprensión de la familia, su modo particular de relacionarse y sus necesidades de movilización según la etapa de ciclo vital que están viviendo.   

Para comenzar

¿Qué significa tu familia para ti? Describámosla a través de un dibujo.







Ahora te invitamos a realizar la lectura FAMILIA Y CICLO VITAL que aparece al final del blog, puedes hacerlo en diferentes momentos hasta completar la lectura, ya que es necesaria para entender qué es importante para tu familia en este momento de vida según la edad de tus hijos/as y para realizar las actividades propuestas.


Actividades Para Trabajar en Familia


Las siguientes actividades están propuestas para realizar entre todos los miembros de la familia, por ello te pedimos que como padre y madre convoques a cada uno de tus familiares para desarrollarlas.

Actividad 1. Convirtiéndome en el artista de mi familia

Para esta actividad es importante que retomemos la lectura del ciclo vital por el que pasa tu familia (se encuentra al final del blog). Tener en cuenta que lograr mejoras en nuestra vida familiar no depende de los cambios que queremos que hagan los demás, sino de nuestro propio cambio, porque es a partir de aquí que los miembros de nuestra familia empiezan a vivir sus propias transformaciones.


Hay que procurar ser el promotor de nuevas formas de relacionarnos con la familia para llevar a una vida más satisfactoria y armónica. Ahora bien, no siempre se requieren cambios, ya que no necesariamente tenemos dificultades, pero nos sentimos inclinados a  fortalecer o trabajar algún aspecto de la vida familiar.

Reflexionemos en torno a las tensiones que se están presentando en la familia y a partir de estas, trata de responder las siguientes preguntas que nos darán orientaciones para estructurar nuevos propósitos que nos trazaremos con tal de enfrentar, de una forma positiva, el ciclo vital que atravesamos.
¿Cuáles aspectos de nuestra vida familiar nos gustaría transformar o en cuáles nos gustaría trabajar? (Para esta pregunta ten en cuenta las tensiones propias del ciclo vital que están atravesando)
__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

¿Cuál es el nuevo resultado que nos gustaría visualizar?
¿Cómo cambiaría nuestra vida con este nuevo resultado?
¿De qué forma nos beneficiaría este nuevo resultado?

A partir de las respuestas anteriores, plantea algunas metas y en cada recuadro según la afirmación o pregunta registra las ideas, las emociones y actitudes que consideres oportuno modificar o incluir para el logro de cada meta.

Cada miembro de la familia debe completar el siguiente cuadro de acuerdo a la meta planteada por cada uno

Ejemplo para que comprendas la dinámica del ejercicio.

Meta: Fortalecer la relación con mi hijo adolescente
¿Qué conceptos o ideas quiero modificar?
“Mi hijo ya no me quiere”


Nueva idea o afirmación


“Él está pasando por la adolescencia y es frecuente que no tenga las mismas manifestaciones de cariño hacia nosotros”
Quiero estar atenta o atento a mis reacciones emocionales

Sentirme agraviado porque no me abraza frente a sus amigos 
Nueva respuesta emocional
Comprender su necesidad de sentirse independiente.


Cuáles actitudes o acciones quiero modificar
Decirle que es un desagradecido.
Nueva actitud o acción
Sonreírle con cariño manifestándole con el lenguaje no verbal que tienen nuestro amor incondicional.




Ahora tu propia actividad

Meta:
¿Qué conceptos o ideas quiero modificar?

Nueva idea o afirmación

Quiero estar atenta o atento a mis reacciones emocionales

Nueva respuesta emocional


Cuáles actitudes o acciones quiero modificar

Nueva actitud o acción





Actividad 2. Me encanta mi familia

Muchas veces nos sentimos decepcionados de nuestros familiares únicamente porque nos enfocamos en las situaciones negativas y olvidamos tener presente todos los aportes que cada uno de ellos y ellas realizan a la familia. Para recordar todos esos aspectos que hacen que nuestra familia sea feliz y unida, te invitamos a realizar la siguiente actividad:
Pintemos los miembros de nuestra familia, los hijos e hijas, papá y mamá; si se convive con la abuela o el abuelo, con alguna tía o primo. Dentro de cada recuadro, en seguida, vamos a pensar en algún aspecto por el cual nos sintamos agradecidos con cada uno de ellos y lo registramos en el espacio: Nos sentimos agradecidos (o agradecidas) con nuestro ___________porque _________________________________________________________________________________

Asimismo, algunas veces nos falta ocuparnos de algunos aspectos para fortalecer la relación con cada uno de ellas o ellos, o darles la importancia que merecen. Les invitamos a pensar qué quisieran mejorar con cada uno y cada una, y registrar sus propósitos en la parte inferior del dibujo. Por ejemplo, si muchas veces nos relacionamos con la hija mayor únicamente para reprenderla, el propósito sería: quiero abrazarla y felicitarla por todo lo que ha logrado. O por ejemplo, nos hemos olvidado un poco del abuelo, el propósito sería: todas las semanas vamos a dedicar un rato de nuestro tiempo para conversar con el abuelo, para que nos cuente las súper historias de su juventud”.


Iniciemos nuestro ejercicio

1.      Registren en una hoja el siguiente párrafo para cada miembro de la familia:


Nos sentimos agradecidos (o agradecidas) con nuestro ____________________ porque         _____________________________________________________________________________

Nuestro propósito es: ___________________________________________________________________­­_____________


2.      Completen los campos como lo explicamos anteriormente. Entre todos deben acordar el propósito.

3.      Ubiquemos un espacio en casa para colocar visibles nuestros propósitos.


Felicidades por todo su trabajo ¡lo han logrado!


Cordialmente
Carolina Camargo
Orientadora

FAMILIA Y CICLO VITAL 


Como grupo, la familia es un conjunto de personas que comparten un proyecto vital en común y que interactúa en la vida cotidiana como una manera de supervivencia. Entre sus miembros se generan fuertes sentimientos de pertenencia y se establecen intensas relaciones de dependencia, de afectividad, de intimidad y reciprocidad.

La familia es una forma de vida en común; constituida para satisfacer las necesidades emocionales de los miembros a través de la interacción. Los sentimientos que se generan de estas formas de relación familiar proveen un ambiente favorable para que los individuos puedan relacionarse con otros contextos, como la escuela, el trabajo, entre otros.

El ciclo vital familiar es un proceso de desarrollo que se da en las familias, al atravesar una serie de etapas que conllevan cambios y adaptaciones. El investigador Hernández (1997), define cuatro momentos vitales para las familias recién conformadas: familias con hijos pequeños y escolares, familias con hijos adolescentes, familias con hijos adultos. 

Para muchas personas, las nuevas adaptaciones que se viven en estos ciclos tienen como punto de partida la formalización de la unión conyugal, como cuando la pareja decide vivir junta (familias recién conformadas), pero en otros casos, comienza con la llegada de las hijas o hijos (familias con hijos pequeños y escolares), pues hay familias donde no se da esa unión conyugal, pero se viven igualmente los otros ciclos.

Familias Recién Conformadas (sin hijos)


Este ciclo comprende desde el inicio de la convivencia familiar hasta el nacimiento del primer hijo. En esta etapa se requiere del compromiso con la nueva familia y el ajuste de las relaciones con la familia extensa. Para los que conviven en pareja, se consolida la unión en lo emocional, lo sexual, lo social, etc.

La formalización de una unión conyugal implica salir de la familia de origen, hecho que en sí mismo puede ser una fuente de estrés que genera diversas emociones en cada cónyuge, tales como tristeza, miedo, culpa o, por el contrario, sensación de bienestar según las circunstancias por las que se haya dado la unión. Además de asumir las consecuencias afectivas que deviene de la separación física de la familia de origen, hay que añadir al proceso de ajuste la necesidad de definir límites claros entre la nueva familia y sus familias de origen, así como construir nuevas formas de interacción con ellas. (Hernández, 1997)

De igual manera, otro proceso esencial en esta etapa es el establecimiento de acuerdos para la convivencia, lo que implica construir entre los miembros, ideas y convenios sobre cómo actuar frente a temas relacionados con el dinero, los amigos, el tiempo libre, el trabajo, entre otros. Estos acuerdos, se van conciliando mediante la resolución de los desacuerdos que van surgiendo. (Hernández, 1997)

       Tensiones y recursos de afrontamiento

En esta etapa, las tensiones más frecuentes están asociadas al ajuste económico y a los desacuerdos que se producen por la convivencia. La rigidez excesiva de uno de los miembros de la pareja en sus ideas y en su forma de afrontar las situaciones diariaso el excesivo apego con la familia de origen,  producirá problemáticas mayores.
Los principales factores para afrontar las tensiones típicas de este ciclo están relacionados con un alto nivel de compromiso y entrega mutua, lo que significa tener la disposición para  hacer cambios en el modo de pensar y de vivir, esto sumado a un fuerte vínculo afectivo entre la pareja y la posibilidad de compartir actividades y tiempo juntos.

ALGUNOS RETOS PARA ESTA ETAPA
- Cultivar la identidad propia para la nueva familia con tal de que sea autónoma, respetuosa de las opiniones de la familia de origen, pero siendo capaz de poner límites con esta y tomar sus propias decisiones.
- Para las personas que están en pareja, el reto está relacionado con la capacidad de cada cónyuge para reevaluar sus creencias e ideas y estar dispuestos a ajustar a algunas, aceptando las diferencias y a la vez manteniendo su autenticidad.


Familias con hijos pequeños y escolares


Esta etapa inicia con el nacimiento del primer hijo o hija, hasta su adolescencia. Se consideran familias preescolares aquellas con infantes entre 0 y 5 años; y familias con escolares, aquellas con hijos entre 6 y 12 años de edad.

Desde el punto de vista de la funcionalidad de la familia, las madres y padres comienzan a desempeñar un nuevo rol, donde adquieren funciones de protección, de orientación y se requiere una nueva forma de compromiso hacia las hijas y los hijos. Desde el punto de vista de la afectividad, las madres y padres deben abrir un espacio para ellas y ellos, lo que implica una nueva forma de vivir y un cambio en las reglas familiares. (Hernández, 1997)

       Tensiones y Recursos de Afrontamiento

El nacimiento de un nuevo hijo o hija plantea algunas situaciones nuevas en las familias,  que si se afrontan adecuadamente, pueden consolidarlas o, por el contrario, pueden conducir a su disolución. En las familias donde se convive con la pareja, una de las tensiones más frecuentes es la insatisfacción sexual asociada a los cambios durante el embarazo y el parto de la mujer, esto puede llevar al distanciamiento afectivo. Esta tensión se incrementa cuando se da un valor muy alto al aspecto sexual, como si fuese el único o más importante elemento de la vida afectiva en la pareja.

Con la llegada de la nueva hija o hijo, la madre estará muy unida con su bebé, para poder satisfacer las necesidades de este. Por su parte,  el  padre empieza a compartir el amor y la atención de la madre con su hija o hijo, y puede sentirse reducido a un segundo plano, o celoso. Cuando se mantiene la unión madre-bebe, a lo largo del tiempo, el padre tiene dificultades para ocupar un papel secundario o existe la tendencia a excluir a los padres del cuidado de los hijos. En estos casos, se presentan insatisfacciones que dificultan el ajuste a este ciclo vital.

El nacimiento de un nuevo hijo o hija también genera cambios en la familia de origen, aparecen nuevos roles y funciones como abuelos o tíos. Esto implica de nuevo una apertura hacia ellas y ellos, quienes pueden apoyar y ser una influencia positiva para las madres y los padres, o aumentar las tensiones y conflictos en familia si su participación es excesiva,  impide o limita a los nuevos padres o madres adaptarse al nuevo rol. (Estremero & Gacia, 2006)

Cuando las hijas o hijos crecen, ingresan al medio escolar y se presenta un proceso normal de separación del niño o la niña de su ambiente familiar; aparece en él o en ella, la capacidad de tomar iniciativas y va desarrollando la autonomía que debe ser impulsada por las madres y los padresA papá y mamá les corresponde protegerlos de los peligros que esto pueda implicar. El exceso de sobreprotección o de temores infundidos al niño o a la niña puede coartar sus potencialidades y dificultar el proceso normal de separación.

De igual forma, la red social del niño o niña y de la familia se amplían y se adapta a nuevos contextos; dependerá de la connotación positiva que los padres atribuyen a las nuevas experiencia que el niño tiene con otros adultos significativos, como es el caso de los maestros. (Estremero & Gacia, 2006)

Otra tensión propia de este ciclo es la distribución del tiempo, la que se reparte entre el cuidado de los hijos y las hijas; la actividad laboral, los espacios para compartir con la pareja o para realizar actividades individuales y sociales. En algunos casos, el hombre está tan interesado en garantizar un buen futuro para la familia, que puede estar muy dedicado al trabajo y descuidar otros aspectos de la vida familiar, o la mujer, tan comprometida en el ejercicio de su maternidad, que olvida sus aspiraciones personales (Lara, 2007).

Los principales factores para afrontar las tensiones típicas de este ciclo están relacionados con la construcción de un ambiente afectuoso, cálido, tranquilo y garantizar los cuidados apropiados para el bienestar de cada uno de los miembros de la familia, no solo de las hijas e hijos, sin descuidar dar a ellos toda la protección  y el apoyo que necesitan.

En la medida en que los padres y madres estén felices y tranquilos, dan mayor apertura a sus hijas o hijos para desarrollarse y aprender a través de actividades lúdicas y recreativas, transmitiendo a sus hijos e hijas una postura positiva ante la vida.

-          Construir un ambiente cálido y afectuoso que permita a las hijas e hijos tomar iniciativas, explorar, aprender y divertirse. Esto en parte va a depender de dos aspectos: por un lado, comprender la importancia que tiene el juego y el afecto en el desarrollo de los niños y niñas; y por otro, la capacidad de las madres y padres para también reconocer y satisfacer las propias necesidades de reposo y entretenimiento.

-          Estar muy atentos a cada mínimo esfuerzo de la pareja u otros miembros de la familia para demostrarles o expresarles nuestros sentimientos de felicidad, de gratitud y apoyo.

-          Aprender a gestionar las emociones que pueden derivarse del estrés del trabajo, las ocupaciones o la convivencia, de manera que no repercutan sobre las hijas o los hijos


Familias con hijos adolescentes


Corresponde a las familias donde el hijo mayor tiene entre 13 y 18 años. Esta es una de las etapas de la familia que requiere mayores ajustes y una postura flexible por parte de las madres y los padres, ya que es un período de grandes cambios con relación al proceso de maduración de los hijos y las hijas. Los padres tienen el desafío de establecer una nueva relación con ellos y ellas, dándoles la libertad suficiente para facilitar el desarrollo de su autonomía y facilitar la construccióde la identidad, pero a la vez, no dejar de ejercer su rol parental y continuar estableciendo límites y normas negociadas.
Muchos padres se enfrentan a la crisis de la edad media, donde sienten incertidumbre de ya no ser joven y se hace una evaluación de todo lo realizado hasta el  momento (Estremero & Gacia, 2006). Además el proceso de separación–individuación que viven los jóvenes, conlleva a enfrentar de nuevo a los padres como pareja. O a las madres o padres que no tienen pareja cuando se enfrentan consigo misma

         Tensiones y recursos de afrontamiento

Los cambios psicológicos y cognitivos que atraviesan los adolescentes, los inducen a construir su propia visión de la vida. Es así como exponen ideas respecto a sí mismos, sobre la familia o la sociedad, aunque a veces sean ideas diferentes a las que tienen las madres y los padres, por lo que les gusta cuestionar el mundo de los adultos y de las normas establecidas. Es probable que se incrementen los conflictos y que los mismos conduzcan a actitudes de rebeldía y tensiones mayores. Estas discrepancias de ideas, conceptos e incluso de creencias hacen sentir tanto a los jóvenes, como a las madres y a los padres, incomprendidos. (Hernández, 1997)

Dichas tensiones pueden llevar, por ejemplo, a un embarazo indeseado, a la inestabilidad, a la violencia, el consumo de drogas, etc. Estos comportamientos pueden estar relacionados con la ausencia de límites claros y firmes por parte de los padres y madres, de modo que hacen sentir al adolescente inseguro, solo y desprotegido. En esta etapa es relevante que esos límites y normas sean negociados con el adolescente y no impuestos, sin perder nuestra postura de madres o padres con experiencia y saberes que nos permiten guiar las decisiones que se tomen en familia.

Otro problema frecuente es la dificultad de los padres para permitir la salida de los hijos del seno familiar (Estremero & Gacia, 2006). Es importante que las madres y padres comprendan que sus hijos e hijas necesitan alcanzar cierto grado de autonomía y para este proceso, pasan a ser primordiales las relaciones con sus pares (amigos de su edad)  por lo que es normal que se distancien un poco de sus progenitores. Esta separación o distanciamiento es una de las principales quejas de las madres y los padres, que quizá sienten que han dejado de ser queridos por sus hijas e hijos. Aunque se presenta cierto distanciamiento, se mantiene el lazo con los padres. Es decir, el ajuste en este ciclo, implica un estilo de relación diferente de las madres y padres con relación a sus hijos o hijas, pero no una ruptura con los mismos.

En muchas ocasiones, la no aceptación del distanciamiento de los hijos e hijas genera en los padres la tendencia a mantener a los adolescentes dentro de relaciones de excesiva cercanía y le restringen al joven los espacios de intimidad o las actividades con otras personas. Esto choca con las necesidades de privacidad del adolescente, por lo cual, tiende a aislarse. (Hernández, 1997)

En esta etapa son factores de tensión: la sensación de falta de control sobre el comportamiento de las hijas o hijos y el manejo en el tema de la sexualidad, la negación de los mismos a participar de labores domésticas, las diferencias de expectativas entre padres e hijos con relación a su forma de vestir, los amigos y actividades que eligen, el aumento de gastos y las dificultades conyugales que se presentan por las diferencias respecto al manejo de los hijos (Hernández, 1997).

El factor primordial que ayudará a que la familia atraviese este ciclo vital sin mayores dificultades es la comunicación. En principio, la buena comunicación entre los cónyuges, al igual que la confianza y el respeto entre madres y padres e hijos e hijas. Compartir tiempo en familia y hacer sentir al adolescente que tiene el cariño incondicional de sus progenitores y que es importante para ellos. Es fundamental que los padres orienten al adolescente y le ayuden a resolver las dificultades propias de esta edad sin juzgarlos y ayudándole a discernir los límites.

Algunos retos para esta etapa
      Tener permanentemente una actitud de reconocimiento del esfuerzo que hacen los otros miembros de la familia por mantener la armonía, el bienestar, la unión; o sobre cualquier otro aspecto de la vida familiar o personal.

      Mantener una actitud positiva frente a los retos que se presentan (en el nivel familiar, de pareja o individual) y alimentar los sentimientos de satisfacción con la vida y consigo mismo.

      Comprender los cambios que enfrentan nuestros adolescentes, para así apoyarles en este proceso sin sentirnos agraviados por su comportamiento, pues para ellas y ellos también es difícil todo lo nuevo que experimentan; su intención nunca es afectar a los padres sino simplemente siguen su instinto de ser auténticos y de convertirse en adultos.

      Adquirir las habilidades de un buen negociador y de comunicación para lograr acuerdos con la pareja y con los hijos e hijas sobre el establecimiento de límites y normas, sin vulnerar su autoestima y favorecer la construcción de una relación de pareja y padre-hijos basada en la confianza mutua.

 

Familias con hijos adultos


Este ciclo se define desde el momento en que el hijo mayor entra a la edad adulta. La tarea en este período es permitir la partida de las hijas o hijos como un proceso natural, ya sea por trabajo, estudio o por matrimonio; y el reencuentro de la pareja, renegociando una relación despojada de la función de madre y padre. O consigo mismo, si no se tiene compañero o compañera. (Lara, 2007)


       Tensiones y recursos de afrontamiento

La etapa familiar de hijos adultos puede verse afectada por varias situaciones, las cuales  implican cambios en la dinámica familiar. Por un lado, el retiro laboral de uno de los padres y la disminución de la vitalidad; conduce a modificaciones en el uso del tiempo y la adquisición de nuevos hábitos. Las madres y los padres dejan de pensar su vida en función del cuidado de los demás y ahora tienen tiempo para pensar en sí mismos, lo que implica buscar nuevos intereses y aficiones, o dar mayor apertura a círculos sociales que llenen su tiempo libre y eviten apoyarse excesivamente en los hijos y las hijas.

Sin embargo, los padres, continuan siendo una fuente de apoyo incondicional en este período. Muchos de sus esfuerzos están inclinados a cumplir funciones como abuelos y apoyar en la crianza de los nietos u ocuparse de los padres ancianos que, muchas veces, también necesitan apoyo emocional.

A la vez, la salida de los hijos conlleva ajustes en la relación conyugal, pues aumenta el tiempo compartido con la pareja y si esta ha encontrado puntos de encuentro, logrará fortalecer su acercamiento y disfrutar la mutua compañía. Por el contrario, si la pareja no ha logrado solucionar rencillas del pasado, serán frecuentes las críticas y la inconformidad.



Algunos retos para esta etapa
       Afrontar y aceptar que ya no se tiene la misma vitalidad, agilidad y habilidades físicas.

       Reencontrase consigo mismo y consigo misma y redescubrir los intereses y gustos para realizar nuevas actividades que ocupen el tiempo libre o definan nuevas metas.

       Disposición de los dos miembros de la pareja para aceptar las equivocaciones propias o del compañero o la compañera y retomar los aspectos positivos de su vivencia juntos,  para reconstruir una relación que satisfaga sus necesidades afectivas actuales. 


BIBLIOGRAFÍA


Simonis (2005). Educar en la diversidad. Laertes S.A. de ediciones. Barcelona.

Hernández (1997). Familia, ciclo vital y psicoterapia sistémica breve. 1997 editorial el búho. Bogotá

Lara, C. (2007). Ciclo vital familiar. Recuperado de http://prontus.uv.cl/pubacademica/pubprofesores/r/pubcarolinareyes/site/artic/20110310/asocfile/ciclo_vital_familiar.pdf

Asen y Tomson (1997) Intervención Familiar, Guía práctica para los profesionales de la salud- editorial Paidos.

Estremero y Gacia (2006). Familia y ciclo vital familiar. Recuperado de http://www.foroaps.org/files/4%20familia%20y%20ciclo%20vital.pdf

Dulcey y Uribe (2002). Psicología del ciclo vital: hacia una visión comprehensiva de la vida humana. Revista Latinoamericana de Psicología. Vol. 34, num 1-2. Fundación Universitaria Konrad Lorenz.

Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria. (2012). Tratado de medicina de familia y comunitaria. Ciudad: Editoria Médica Panamericana.

Biblioteca Virtual Intramed (2009). Introducción a la vidafamiliar. 

Maganto, C. (2004), Mediación familiar. Aspectos psicológicos y sociales. San Sebastián-Donostia: Curso de Especialista de Mediación Familiar.


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